Carta desde la
Misión (012)
“Al amor que te
lleva, no le preguntes dónde”
Noviembre del 2000
Queridos amigos de la misión.
Con inmensa alegría os escribo para seguir compartiendo con vosotros
las maravillas que el Buen Dios sigue haciendo entre estas magníficas gentes
con el poder de su Espíritu para la edificación de toda la Iglesia. Maravillas
a las que los misioneros jamás nos deberemos acostumbrar. Le pido a Dios que
nunca permita que se eclipse nuestra capacidad de asombro y de adoración.
Con el corazón sobrecogido ante tanta bondad de Dios nos preparamos un
año más a entrar por el Adviento en un nuevo año litúrgico, un nuevo tiempo de
Dios en el que por su Hijo quiere celebrar el misterio de la encarnación y la
redención entre nosotros. Sí, amigos, también aquí, entre carriles de lodo y un
inmenso océano de caña florecida, nos estamos preparando para celebrar el
misterio de Navidad: Dios hecho hombre como nosotros, que viene a convivir con
su pueblo como uno más, que viene para salvarnos, que viene a dar a todos los
hombres una razón para vivir.
El nacer de un nuevo pueblo: Hace ya casi un año que se
alzó la voz de la Iglesia firme como una trompeta ante el señor presidente de
la República y frente a los poderosos oligarcas de esta isla. Fruto de esa
profética voz en favor de quienes no tienen voz, se pudo detener a nivel
nacional un perverso programa de repatriación masiva de haitianos y de lo que
el gobierno llamaba eufemísticamente “reubicación” de braceros y familias
enteras de haitianos a miles en todos los bateyes del país. Lo cual no
consistía en otra cosa que en llegar las fuerzas de seguridad del ejército a
los bateyes y a punta de bayoneta desalojar miles de familias de lo que habían
sido sus hogares, en algunos casos, durante varios generaciones. Así, sin lugar
a donde ir, deambulaban sin rumbo familias enteras con niños pequeñitos, como
un nuevo éxodo sin tierra prometida a la vista.
Fruto de todo ello fueron las negociaciones que iniciamos con el
gobierno para que los realojos se hicieran de modo más humano y fuera la
Iglesia la verdadera garante de todo este proceso. Como consecuencia, el
gobierno donó extensísimos terrenos a la Iglesia para que pudieran edificarse
viviendas en las que alojar a todas estas familias.
Se trataba de incontables familias pobrísimas, muertas de hambre,
indocumentadas, aterrorizadas por el miedo, el pánico, de que viniera el
ejercito y se llevara a los hombres por un lado y a las mujeres y los niños por
otro, a la frontera con Haití; se trataba de un drama humano de inmensas
proporciones. El drama de gentes incontables viviendo en condiciones de
verdadera esclavitud.
Muy pronto, quizá el mes que viene empezaremos la construcción de casi
doscientas viviendas con su pequeña parcela de tierra para huerto en el batey
Gautier, que como bien sabéis, pertenece a la parroquia de San José de Los
Llanos. Son más de mil personas que vendrán a vivir en este terreno que está
justo al lado de la nueva iglesia del batey que con la ayuda de todos acabamos
de construir.
El camino ha sido arduo, los sinsabores incontables pero el Señor no
nos ha abandonado nunca, Cristo ha sido buen pastor de estos pobres en todos
los esfuerzos que la Iglesia Madre está haciendo por ellos. Se hacen vida las
palabras de Jesús en el Evangelio: “Venid benditos de mi Padre... porque fui
forastero y me acogieron...” (Mt 25:35).
La pretensión del gobierno es vaciar la mayoría de sus bateyes para
que los nuevos propietarios de los campos de caña puedan traer y alojar a sus
propios trabajadores. Nuestra tarea es ofrecer un lugar digno para que estas
pobrísimas familias haitianas, en su mayoría indocumentados, puedan tener una
casita y un pequeño terreno para sus cultivos y sus animales. Estas gentes son
Jesús abandonado, son San José y María la Virgen camino de Belén sin un lugar
donde pueda nacer su hijo Jesús.
A mi me parece una gracia tan extraordinaria que después del esfuerzo
tan inmenso que hemos hecho entre todos de edificar la iglesia de Gautier,
dedicada a Santa María de la Misericordia, ahora el Buen Dios quiera que
alrededor de ella surja todo un pueblo, que nazcan esas casitas que queremos
darles a los pobres, que la iglesia sea como una madre para todas esas casitas,
esas gentes que se van a cobijar a su resguardo.
No os podéis imaginar el trabajo tan arduo que supuso para Marina,
nuestra intrépida misionera (también llamada cariñosamente “sor toyota” por la
camioneta de la que parece que nunca se bajaba) y los evangelizadores de la
parroquia que la acompañaban, de batey en batey, de campito en campito,
censando familia por familia, rellenando formularios, hablando y escuchando las
penas y sufrimientos de unos y otros. Sólo Dios sabe el extraordinario esfuerzo
que estas muchachas hicieron, para que este proyecto de viviendas dignas
pudiera llegar a ver la luz.
Alegraos con nosotros porque de todos esos bateyes perdidos y hundidos
en la más absoluta miseria material y humana, vamos a ir sacando a las familias
más indigentes y podremos hacer de todos ellos un pueblo nuevo, una gran
familia, que se va a cobijar alrededor de la iglesia que vosotros ayudasteis a
construir. ¡Qué impresionante que sea en Navidad que vaya a nacer este nuevo
barrio del batey Gautier! Serán gentes, en su mayoría haitianos, que iremos inmediatamente
a evangelizar y a invitar en nombre de Cristo a que entren a formar parte de
nuestra gran familia católica. ¿¡Quizá pudiéramos llamar a ese poblado BELÉN!?
Un nuevo Centro Nutricional y Educativo en el batey de Paloma: En nuestro
afán por llevar la caridad de Cristo hasta los últimos rincones de la parroquia
hemos logrado de las autoridades competentes la donación de un terreno bastante
grande para la rehabilitación de un barracón y la construcción de una escuela y
comedor para los niños, además de la capilla del batey.
Necesitamos vuestra ayuda desesperadamente para este proyecto. Hemos
elegido este batey porque es un lugar céntrico dentro de los campos de caña de
la parroquia, cientos de niños vienen caminando durante kilómetros y kilómetros
y podríamos darles una comida a medio día antes de que se vuelvan bajo ese sol
de justicia (aquí al sol fuerte lo llaman “sol caribe”) a sus casuchas y
chabolas. Este batey es famoso por la cantidad de casos de SIDA y tuberculosis
que la Secretaría de Estado de Salud Pública ha detectado y nadie hace
absolutamente nada por ellos.
Precisamente esta mañana me visitaba una chica de dieciséis años para
decirme que su madre había muerto de SIDA, dejándola a ella y a cinco
hermanitos pequeños, huérfanos de padre y madre. La casa se les está cayendo
encima, tienen unos sucísimos plásticos por techo, la mugre, la suciedad es
espantosa y sobre todo esos inconfundibles rostros de los niños con el hambre,
la enfermedad y el abandono escrito en lo más profundo de sus entrañas.
Necesitamos vuestra ayuda urgentemente. ¡¡Por el amor de Dios que a
todos se nos conmuevan las entrañas y el corazón esta NAVIDAD!! Que no pasemos
indiferentes ante tantos cristos abandonados como salen cada día a nuestro paso
a poco que abramos los ojos.
Que no vivamos la Navidad como si Cristo no quisiera nacer en tantos
corazones por la generosidad y el desprendimiento de los que algo tienen. Os
ruego que os privéis de algo en este tiempo para dárselo a los que no tienen
nada.
A los que aún no lo han hecho, os suplico que os domiciliéis con la
cantidad que podáis, ¡cuando las necesidades son tantas no hay cantidad
pequeña! ¡¡CUENTO CON VOSOTROS, CRISTO EN LOS POBRES CUENTA CON VOSOTROS!!
Ante el sagrario de la misión a todos os recordamos, por todos
vosotros rezan cada día los pobres y sabréis que Dios jamás se hace sordo a las
oraciones de quienes le tienen a Él por único tesoro.
Que Santa María, Madre de la Misericordia, a todos nos enseñe a amar a
Jesús. Con mi más cariñosa bendición.
P. Christopher
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